En la plaza ya se respira el verde.
Ambiente festivo y familiar, muy familiar y jovial mientras la gente
busca el lugar de encuentro. Padres, madres,
maestros, maestras, estudiantes (hoy son un todo) se agrupan por colegios
(otros lo hacen por pueblos, por asociaciones y/o entidades).
Los integrantes de la organización, ataviados con chalecos naranjas y
amarillos (por supuesto encima de la camiseta verde), reciben las últimas
órdenes.
Una mujer con una foto de Bauzá en la que se puede leer inúTIL espeta un “Hoy
vamos a la victoria”.
Casi una hora antes de que empiece la manifestación plou i fa sol. La gente
se resguarda y todos piensan en Bauzá “que nos ha mandado la lluvia”. Ovación
tras las cuatro gotas que han caído (esto sí que han sido cuatro gotas).
Cada vez queda menos sitio y faltan todavía ¡40 minutos! “Està tot petat!”. Los autobuses no
paran de llegar y las calles que
desembocan en la plaza de España parecen ríos verdes (nada de torrentes) que
desembocan en la marea verde que es ya la plaza de España y las Avenidas.
Aparece la Policía (su llegada es un poco de película: furgonetas en marcha
y ellos corriendo alrededor de ellas). A parte de esto la actuación ha sido
ejemplar al igual que la de los manifestantes.
No cortan uno de los carriles de las Avenidas a la altura de la Plaza de
España. Genera alguna tensión pero los integrantes de la organización lo
resuelven sin problema. Todos saben que
no hay que dar la mínima excusa para que no se pueda hablar de otra cosa que no
sea la contundencia de la manifestación.
Sin duda, no ha habido camisetas
verdes para vestir al tsunami verde (yo hace apenas unos días que conseguí
la mía).
Más de dos años de recortes. La sociedad grita ¡Basta ya!
Llevamos más de dos años de recortes y han sido muchas las injusticias.
Pero ha sido finalmente la prepotencia
mostrada por Bauzá con el TIL, la imposición, la chulería, el apropiarse de la
voz del pueblo en base a unas elecciones ganadas en las urnas la que ha
prendido la mecha en una sociedad que ya no podía más. Una sociedad, la
mallorquina, que precisamente no es muy dada a salir a la calle pero que en
esta ocasión lo ha hecho. Necesitaba una vía de escape ante tanto recorte. Los de hoy no son radicales, ni
nacionalistas, ni de izquierdas… Es un crisol de representantes de la sociedad
que necesitaban gritar ¡Basta ya!
Muchos niños y niñas, jóvenes, padres y madres en apoyo a una protesta que hace tiempo dejó de ser ya
sólo cosa del profesorado. Y mañana (hoy para el lector) saldrán algunos a
decir que hubo mucha gente que se quedó en casa para intentar quitar hierro a
una manifestación que pasará a los libros de historia. En inglés, catalán o
castellano pero Bauzá ha conseguido hacer historia, siendo el artífice de esta
manifestación y aunar a la sociedad.
Por cierto, para que no haya dudas. He contado 10 ó 12 banderas
independentistas. Y luego quien quiera que hable.
Hace años cuando cubría informativamente manifestaciones y me dedicaba a
contar los asistentes, el gran protagonista era el pito o silbato. Era la
fórmula de hacer ruido junto con algún megáfono y un tambor (uno sólo). Hoy con los tambores y, sobre todo, el
ritmo de la batucada (con el permiso de los xeremiers, muy presentes hoy) las
manifestaciones suenan de forma muy diferente.
La de hoy (ayer para el lector) será
una manifestación para contar.
Una historia que contar a los nietos al igual que cuando nuestros padres y
abuelos nos hablaban de aquellas manifestaciones masivas y de correr delante de
los grises. Hoy diferentes generaciones se han reencontrado con la historia, con el
pasado, para poder avanzar en la democracia.
Padres, madres, profesores, profesoras, jóvenes, niños, bebés, familias
enteras (para muchos su primera manifestación). Una marea verde convertida en tsunami que acaba tomando los dos
carriles de las Avenidas. Gente que se incorpora a la “serpiente verde”, en
diferentes lugares y horas, echando al traste al grupo de control de
voluntarios universitarios, que situados estratégicamente en uno de los pasos
de la manifestación, intentaban llevar la cuenta.
Con la Plaza de España ocupada desde hace tiempo, al igual que todas las
calles adyacentes, me dispongo a buscar la cabecera de la manifestación. No la
encuentro y queda poco para empezar. Me decido a andar hacia las Avenidas y a
la altura de General Riera me encuentro con la cabecera de la manifestación que
comienza a rodar a las 18.00 horas. Me
quedó allí viendo pasar a la marea de ciudadanos y ciudadanas. Media hora
después regreso, a duras penas, a la Plaza de España, donde el gentío presente
me sumerge. Sin darme cuenta me
encuentro bloqueado en medio de la serpiente verde.
Un grupo de animación imita a Bauzá. Silbidos y pitos mientras Bauzá les
dice “Gracias por venir, aquí no pasa nada. Mañana todos al cole. Hoy es un día
normal”. A pocos metros se ve unos profesores amordazados bajo una pancarta que
dice IES Guantánamo.
Vuelvo al punto de inicio de la manifestación, ahora ya están todos los
carriles de las Avenidas ocupados y las fotos aéreas confirmando lo que ya se
intuía se pasan de unos a otros vía facebook, twitter y whatsapp.
Un burro con la pancarta “deixa de fer la somera”, “Franco ha WERTo”,
perros enfundados en una camiseta verde o unos niños con un juego en una caja
en la que se lee Angry Til son algunas de las imágenes que deja la
manifestación. Sin banderas para que no
haya dudas de que este es el clamor de toda la sociedad.
Una hora y 37 minutos después pasan los últimos integrantes de la
manifestación por el punto de partida pero aún tienen que llegar al final. Muchos no llegan. Es
imposible. Mañana (hoy para el lector) más. No son días normales y decir que no pasa nada es una "irresponsabilidad".
La “passion for Palma de Mallorca” es hoy verde. Yo no necesito contar
sólo decir que yo estaba allí.