lunes, 30 de septiembre de 2013

Passion for verde de Mallorca

El Rey en Jaume (Jaime/James) me recibe enfundado en una camiseta verde cuando llego a la Plaza de España. He llegado pronto (una hora y media antes) para coger número y no perderme una manifestación social que, fuera de guerras de cifras, ha sido histórica.

En la plaza ya se respira el verde.  Ambiente festivo y familiar, muy familiar y jovial mientras la gente busca el lugar de encuentro. Padres, madres, maestros, maestras, estudiantes (hoy son un todo) se agrupan por colegios (otros lo hacen por pueblos, por asociaciones y/o entidades).

Los integrantes de la organización, ataviados con chalecos naranjas y amarillos (por supuesto encima de la camiseta verde), reciben las últimas órdenes.

Una mujer con una foto de Bauzá en la que se puede leer inúTIL espeta un “Hoy vamos a la victoria”.

Casi una hora antes de que empiece la manifestación plou i fa sol. La gente se resguarda y todos piensan en Bauzá “que nos ha mandado la lluvia”. Ovación tras las cuatro gotas que han caído (esto sí que han sido cuatro gotas).

Cada vez queda menos sitio y faltan todavía ¡40 minutos! “Està tot petat!”. Los autobuses no paran de llegar y las calles que desembocan en la plaza de España parecen ríos verdes (nada de torrentes) que desembocan en la marea verde que es ya la plaza de España y las Avenidas.

Aparece la Policía (su llegada es un poco de película: furgonetas en marcha y ellos corriendo alrededor de ellas). A parte de esto la actuación ha sido ejemplar al igual que la de los manifestantes.

No cortan uno de los carriles de las Avenidas a la altura de la Plaza de España. Genera alguna tensión pero los integrantes de la organización lo resuelven sin problema. Todos saben que no hay que dar la mínima excusa para que no se pueda hablar de otra cosa que no sea la  contundencia de la manifestación.

Sin duda, no ha habido camisetas verdes para vestir al tsunami verde (yo hace apenas unos días que conseguí la mía).

Más de dos años de recortes. La sociedad grita ¡Basta ya!
Llevamos más de dos años de recortes y han sido muchas las injusticias. Pero ha sido finalmente la prepotencia mostrada por Bauzá con el TIL, la imposición, la chulería, el apropiarse de la voz del pueblo en base a unas elecciones ganadas en las urnas la que ha prendido la mecha en una sociedad que ya no podía más. Una sociedad, la mallorquina, que precisamente no es muy dada a salir a la calle pero que en esta ocasión lo ha hecho. Necesitaba una vía de escape ante tanto recorte. Los de hoy no son radicales, ni nacionalistas, ni de izquierdas… Es un crisol de representantes de la sociedad que necesitaban gritar ¡Basta ya!

Muchos niños y niñas, jóvenes, padres y madres en apoyo a una protesta que hace tiempo dejó de ser ya sólo cosa del profesorado. Y mañana (hoy para el lector) saldrán algunos a decir que hubo mucha gente que se quedó en casa para intentar quitar hierro a una manifestación que pasará a los libros de historia. En inglés, catalán o castellano pero Bauzá ha conseguido hacer historia, siendo el artífice de esta manifestación y aunar a la sociedad.
Por cierto, para que no haya dudas. He contado 10 ó 12 banderas independentistas. Y luego quien quiera que hable.

Hace años cuando cubría informativamente manifestaciones y me dedicaba a contar los asistentes, el gran protagonista era el pito o silbato. Era la fórmula de hacer ruido junto con algún megáfono y un tambor (uno sólo). Hoy con los tambores y, sobre todo, el ritmo de la batucada (con el permiso de los xeremiers, muy presentes hoy) las manifestaciones suenan de forma muy diferente.

La de hoy (ayer para el lector) será una manifestación para contar. Una historia que contar a los nietos al igual que cuando nuestros padres y abuelos nos hablaban de aquellas manifestaciones masivas y de correr delante de los grises. Hoy diferentes generaciones se han reencontrado con la historia, con el pasado, para poder avanzar en la democracia.

Padres, madres, profesores, profesoras, jóvenes, niños, bebés, familias enteras (para muchos su primera manifestación). Una marea verde convertida en tsunami que acaba tomando los dos carriles de las Avenidas. Gente que se incorpora a la “serpiente verde”, en diferentes lugares y horas, echando al traste al grupo de control de voluntarios universitarios, que situados estratégicamente en uno de los pasos de la manifestación, intentaban llevar la cuenta.

Con la Plaza de España ocupada desde hace tiempo, al igual que todas las calles adyacentes, me dispongo a buscar la cabecera de la manifestación. No la encuentro y queda poco para empezar. Me decido a andar hacia las Avenidas y a la altura de General Riera me encuentro con la cabecera de la manifestación que comienza a rodar a las 18.00 horas. Me quedó allí viendo pasar a la marea de ciudadanos y ciudadanas. Media hora después regreso, a duras penas, a la Plaza de España, donde el gentío presente me sumerge. Sin darme cuenta me encuentro bloqueado en medio de la serpiente verde.

Un grupo de animación imita a Bauzá. Silbidos y pitos mientras Bauzá les dice “Gracias por venir, aquí no pasa nada. Mañana todos al cole. Hoy es un día normal”. A pocos metros se ve unos profesores amordazados bajo una pancarta que dice IES Guantánamo.

Vuelvo al punto de inicio de la manifestación, ahora ya están todos los carriles de las Avenidas ocupados y las fotos aéreas confirmando lo que ya se intuía se pasan de unos a otros vía facebook, twitter y whatsapp.

Un burro con la pancarta “deixa de fer la somera”, “Franco ha WERTo”, perros enfundados en una camiseta verde o unos niños con un juego en una caja en la que se lee Angry Til son algunas de las imágenes que deja la manifestación. Sin banderas para que no haya dudas de que este es el clamor de toda la sociedad.

Una hora y 37 minutos después pasan los últimos integrantes de la manifestación por el punto de partida pero aún tienen que llegar al final. Muchos no llegan. Es imposible. Mañana (hoy para el lector) más. No son días normales y decir que no pasa nada es una "irresponsabilidad".

La “passion for Palma de Mallorca” es hoy verde. Yo no necesito contar sólo decir que yo estaba allí.


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